Compartir, conocer a la nueva maestra, conocer un espacio nuevo “la sala, el patio, el baño”, etc. Muchas cosas nuevas. “Tengo ganas y tengo miedo”, “me dan ganas de jugar pero no quiero separarme de mamá”, “quiero ese juguete pero no me animo a pedirlo”, “me meto en el arenero y cuando me acuerdo de papá lloro”, “quiero hacer pis y no se donde está el baño”…
Algunos se iniciarán en el jardín maternal (de bebés a 3 años), otros en el de infantes (de 3 a 5 años). Sea cual sea la opción que se elija, los niños tendrán que transitar un período de adaptación.
El período de adaptación es un proceso gradual, con avances y retrocesos. Lleva tiempo, puede durar varios días, semanas o meses y esto va a depender de cada nene y su familia.
La adaptación se hace con un adulto de la familia que permanece en el jardín y va siguiendo las indicaciones de la docente. Suele empezar con una visita al jardín, luego el niño se queda con un familiar un ratito y se irá aumentando el tiempo de permanencia gradualmente.
También el adulto acompañante se ira alejando gradualmente del niño, pasará de la sala a la puerta del jardín. Se irá a tomar un cafecito y volverá, y así se ira haciendo el despegue hasta que pueda cumplir el horario completo sin el acompañante. Es importante respetar los tiempos de cada chico con amor y sostén, sin forzarlos.
Con el inicio del jardín comienza la vida escolar de los chicos, comienza la socialización, se abre un mundo nuevo, aprender a compartir con otros, poder estar lejos de mamá y papá. Para los padres también implica todo un proceso, veamos algunas ideas para acompañar a los chicos.
- Durante la adaptación pueden aparecer llantos, enojos, dificultades en el sueño, fiebre, etc. Es normal. Los chicos se irán acomodando a este cambio que implica empezar el jardín paulatinamente. Hay que contenerlos y sostenerlos.
- Es importante que todos estén convencidos de que los chicos concurran al jardín; si el adulto duda y se angustia, el niño lo percibe y le será muy difícil quedarse en el jardín y disfrutarlo.
- Hay que preparar a los chicos para la llegada al jardín: Contarle cómo es, cómo se llama la maestra, con qué se encontrará al llegar. Que usará delantal, que hay otros nenes y una salita y un patio. Que irá a jugar, que hay mesas y sillas chiquitas y juguetes.
- Comunicarse con la maestra (para sentirnos seguros) por medio del cuaderno de comunicaciones o verbalmente.
- Si el jardín lo permite, llevar un juguete de su casa que los acompañe los primeros días y les de seguridad.
- Seguir las consignas que nos da la maestra. Recordemos que ya tiene experiencia y puede acompañarnos en la adaptación.
- Asegurarles que lo vendremos a buscar. No lleguemos tarde, eso genera mucha angustia, miedo a ser abandonado, sobre todo al inicio.
- No es conveniente sobornarlos con cosas “si te quedas, te compro caramelos” o asustarlos “si no dejas de llorar, me voy”.
- Tratemos de no irnos a escondidas sin que nos vean. Es conveniente despedirnos cuando ellos estén listos y decirles que volveremos, esto va a darles seguridad y confianza.
- Es conveniente no amenazarlos con que la maestra lo va a retar, le será muy difícil confiar en ella, disfrutar y… tendrá miedo.
- Libritos recomendados:
Federico va a la escuela, colección Federico
Vamos al jardín, colección Martín y Julieta.
¿Cuándo consultar?
En algunos casos la adaptación se prolonga, los nenes y/o los papás manifiestan mucha dificultad para separarse, la angustia invade la escena y no cede, pasan las semanas y a veces, aunque los chicos se queden solos en el jardín, no pueden jugar, se aíslan y continúan angustiados. En otros casos aparecen agresiones a si mismo o a los demás.
En estos casos es conveniente hacer una consulta con un psicólogo infantil el cual dependiendo de la situación y de la edad del niño, podrá evaluar, acompañar y orientar a los papás.
Concluyendo
Empezar el jardín implica un cambio, las primeras separaciones de la familia. El mundo se agranda para los chicos, los padres recuperan algunos espacios o generan otros.
Es importante que confiemos en la institución y en la maestra; si creemos que nuestro hijo estará cuidado, estimulado y que estará en un espacio seguro, nosotros tendremos más confianza y estaremos más seguros para acompañarlo en el proceso. Nuestro hijo poco a poco irá encontrando un lugar donde jugar, crecer, compartir y disfrutar. Démosle tiempo, y tomémonos nosotros tiempo también.
La adaptación no es solo de los chicos, es de toda la familia, es un proceso que requiere sostén, palabras, afecto y respeto por los tiempos de cada chico, cada madre y cada padre.
Pensar este proceso desde reglas fijas y rígidas sin tomar en cuenta lo individual de cada familia no es saludable. Cuantas veces escuchamos: “a sala de 3 se entra sin pañales “, “no puede traer el chupete”, “los papas afuera de la sala”, “en la segunda semana se quedan todos solos” , “déjalo llorando que después se le pasa”, etc.
Es importante que las instituciones acompañen el proceso de manera amorosa y flexible, para que la entrada al jardín se transforme en un espacio de juego, aprendizaje y disfrute, donde padres y chicos se sientan seguros y puedan vivir esta nueva etapa de manera placentera.
Lic. M. Paula Gerardi
Psicóloga especialista en infancia, acompañamiento en el embarazo y la crianza. Orientación a padres.
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