Qué debemos tener en cuenta al pensar en la cantidad de horas que nuestros hijos irán al colegio.

En muchos casos, la doble escolaridad representa una solución cuando ambos padres trabajan varias horas. Sin embargo, hay chicos que pueden soportar esta carga horaria mientras que para otros es más difícil.

Por esta razón, es importante evaluar cuál es el caso de nuestro hijo. Porque hay chicos muy activos que se adaptan y se enriquecen social y pedagógicamente con esta modalidad y otros a los que la doble escolaridad puede resultarles muy pesada y sobrecargarlos tanto física como emocionalmente.

Entonces, antes de elegir una opción tenemos que evaluar las características, ritmos y necesidades del niño y de la familia en general.

Además de estar atentos a las características de nuestro hijo, debemos escuchar a los docentes y evaluar las propuestas de la escuela, porque es importante que en la doble jornada haya un equilibrio entre actividades pedagógicas, intelectuales, físicas, recreativas, artísticas, de descanso, etc.

¿Cómo darnos cuenta de que no es la mejor opción?


Cuando el niño no se adapta a la exigencia de una doble escolaridad puede manifestar algunos síntomas a nivel pedagógico, físico o emocional. Por ejemplo, una baja en su rendimiento escolar, agotamiento, problemas de conducta, angustia, etc.

La guía será entonces el nivel de cansancio o estrés que pueda manifestar. Si vemos que no se está adaptando bien a esta exigencia habrá que ver cómo reorganizarse.

Que la doble jornada no le quite lugar al tiempo libre, al juego, a estar al aire libre, a ir a la plaza, estar con la familia, ir a jugar a la casa de un amigo, etc. será clave para el bienestar del niño. 


Asesoró: Lic. María Paula Gerardi, psicóloga,
especialista en infancia, crianza y orientación a padres.

Fuente: Planeta Mamá