El tema del colecho es una práctica controversial, algunos adhieren a ella y otros no. Suele ser una práctica habitual en muchas familias el llevar a los bebés a dormir a la cama grande o dormirse junto a ellos en su camita.
Algunas familias elijen compartir la cama con sus hijos porque adhieren a los postulados de la crianza respetuosa o con apego.
Otras familias optan por esta modalidad por agotamiento o cansancio, para poder dormir, porque él bebe se despierta muchas veces a la noche, porque el niño se pasa de cuarto o llama a los padres para que se queden con él, por los constantes tránsitos nocturnos, porque el momento de la noche se hace caótico.
En general esta práctica suele estar desaconsejada por algunos pediatras y psicólogos y avaladas por otros.
Posturas a favor
La crianza con apego una de cuyas características es fomentar el colecho plantea que los chicos que duermen al lado de su mamá lloran mucho menos y duermen mejor.
Plantean la importancia del sostén, el contacto piel a piel con la mamá y el vínculo de afecto para un desarrollo saludable del bebé.
Al practicar el colecho la mamá se da cuenta de las necesidades de su bebé rápidamente y facilita a la misma no tener que levantarse de la cama, permitiendo que ella y el bebé vuelvan a dormirse enseguida.
Plantean también que la necesidad de contacto de los bebés es durante el día y también durante la noche. El colecho no solo facilita la lactancia, sino que también permite satisfacer la necesidad del niño de la presencia amorosa de su mamá para volver a dormir.
Muchas familias eligen dormir junto a sus hijos, lo cual satisface esta necesidad de contacto amoroso y brinda más comodidad a la mamá para sostener la lactancia durante la noche, favoreciendo que toda la familia descansen mejor.
Posturas que lo desaconsejan
La posturas que no están a favor del colecho sostienen que no es necesario dormir en la misma cama, ni darle la teta a los niños durante años (más de 2 años). Lo importante es respetar las necesidades emocionales, biológicas y vinculares del bebé y la mamá.
Sostienen que criar con amor o apego implica responder a las necesidades de los chicos, respetar sus tiempos y procesos, brindar contacto piel a piel, dar caricias, demostrar afecto, calmar el llanto, acunar, y responder a las necesidades del bebé. Pero también plantean que los chicos a medida que van creciendo exploran su propio cuerpo, tiene sensaciones y fantasías que tiene que ver con la sexualidad infantil normal y saludable por lo tanto necesitan su intimidad. Dormir con los padres, cuando los chicos empiezan a crecer y ya no son bebés chiquitos, puede producir un exceso de excitación que ellos no están preparados para elaborar.
Por otro lado, las posturas que desaconsejan el colecho plantean que los lugares deben estar bien diferenciados, la cama grande es para la pareja y para la intimidad y sexualidad de la misma, los chicos tiene que tener su espacio.
También postulan que dormir es un habito que necesita ser aprendido, representa un momento de separación entre los padres y los chicos, lo cual es difícil. Los papás tienen que ayudar a sus hijos a saber que ellos no pueden estar presentes constantemente, los graduales momentos de separación son saludables para su crecimiento. Los padres deben brindarles a los chicos recursos para poder dormir solitos y tolerar la separación transitoria que es necesaria para su autonomía y un desarrollo psíquico saludable.
Conclusión
Cada familia tomara sus propias decisiones en cuanto a la crianza de sus hijos en base a sus experiencias, sus historias personales, sus deseos y necesidades.
Hay que poder entender y respetar las necesidades de los chicos y los adultos a la hora de dormir. La forma de dormir es una elección de cada familia, no debería ser impuesta arbitrariamente por otro.
Sea que elijamos dormir en la misma cama, cuna de colecho, cuna común, o que el bebé duerma en otro cuarto, lo más más importante a tener en cuenta es que los bebés para dormir necesitan sostén, ser acunados, mecidos, sentir el olor y la piel de sus papás, escuchar el latido de su corazón, dormir tomando la teta o la mamadera. No es saludable dejar a un bebé llorando solito hasta que se duerma y tampoco son saludables los métodos de adiestramiento para dormir. De esta forma, con sostén, contacto y amor los bebes van a ir regulando sus ciclos de sueño de a poco y de manera saludable.
Lo que si me parece sumamente importante es asesorarse con el pediatra sobre las medidas de seguridad y protección para los bebes a la hora de dormir.
Por otro lado, cuando los chicos ya son mas grandes, me parece interesante reflexionar sobre qué lugar ocupa para cada adulto la presencia del niño en la cama, teniendo en cuenta las edades, las creencias y la historia particular de cada persona. Desde ese lugar y entendiendo la situación particular de cada familia el profesional puede acompañar y sostener, ayudar a pensar las diversas situaciones que puedan presentarse como conflictivas a cada padre, madre o niño/a a la hora de dormir.
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Lic. M. Paula Gerardi
Psicóloga especialista en infancia, acompañamiento en el embarazo, el posparto y la crianza. Orientación a padres.
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